The Only Living Boy in New York

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Hay mucho de cliché en este filme, Nueva York, Central Park, Bob Dylan, escritores, Pierce Brosnan vestido de James Bond y Jeff Bridges sin afeitarse. En momentos me siento de la mano de Mr. New York, Woody Allen, en otros me permito imaginar que mi mano la toma Isabel Coixet.

La historia del “little boy lost, he takes himself so seriously, he brags of his misery, he likes to live dangerously” que nos menciona Dylan en la canción Visions of Johana a la que ésta película hace referencia, nos ubica en una familia acomodada de Nueva York, del hijo rebelde queriendo mostrar madurez. Un triángulo amoroso que nos lleva al nudo de la historia y un desenlace poco previsible.

El director Marc Webb, quien ya nos había demostrado su profundidad pop con 500 Days of Summer, imprime su sello particular a esta cinta, la intención de hacernos reflexionar de nuestras conductas cuando el enamoramiento nos atrapa. 

El guión en esta ocasión de Allan Loeb; que desde 2007 con Things We Lost in the Fire, no me había vuelto a convencer con algún trabajo; logra momentos de tensión que se alejan del drama con el poder del sarcasmo.

Muy a pesar de que la historia podría terminar en crimen pasional, nuevamente nos retratan una sociedad americana más preparada para digerir emociones familiares, que quizás los iberoamericanos hubiéramos hecho una calamidad y el final quizás hubiera sido funesto. Por cosas más pequeñas, se realizan pantomimas más crueles en nuestro hemisferio, y para muestra una telenovela y ya.

El papel del guía, lo dibuja perfectamente Jeff Bridges con todas sus características bohemias, y como contraste un Pierce Brosnan de traje y elegante como siempre. El “joven perdido” es interpretado por el modelo Callum Turner quien nos vende bien la idea de un atormentado mozalbete con problemas de autoestima. 

La parte femenina de esta película, nos entrega un delicado ciclo que comienza con lo candoroso de la juventud en la piel de Kiersey Clemons, la madurez y lo pragmático de la despampanante Kate Beckinsale que me hizo recordar aquella  Ava Gardner que interpretó en la película The Aviator de Scorsese; y al final del ciclo la ternura, cariño y sacrificio de Cynthia Nixon.

Siempre me he alejado de los finales felices, me parecen inhumanos, los prefiero en las animaciones. Me atraen los finales reales, los llenos de matices y agridulces. Este filme nos brinda ese bálsamo de no terminar con todo solucionado.
Si quieres habitar 88 minutos la gran manzana y recordar sonoramente aquellos sesentas de Blonde On Blonde, además de descubrir que en otras partes no se desgarran las vestiduras con situaciones incómodas, entonces esta historia que encuentras en Amazon Prime, te puede agradar.

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